
Tal vez hemos creído que tener un propósito es alcanzar una meta grande, un logro definitivo. Pero, ¿y si tu propósito no fuera un destino, sino el camino mismo que eliges recorrer?
Vivir con propósito no significa tener todas las respuestas, sino tomar cada paso con intención. Es en cada decisión, en cada aprendizaje y en cada experiencia cotidiana donde se va construyendo el verdadero significado de tu vida.
En lugar de enfocarte únicamente en llegar a un punto final, aprende a disfrutar el trayecto. Agradece lo que te enseña el presente, celebra tu crecimiento, incluso cuando no sea lineal. Tu propósito también está en esos momentos en los que dudas, tropiezas, te detienes… y vuelves a empezar.
✨ Un propósito también es guía.
Es eso que te orienta cuando todo parece nublado, que te conecta con lo que realmente importa. No necesitas tenerlo todo claro para caminar con sentido. El propósito no exige perfección, exige presencia.
Recuerda que también puede transformarse. A veces tomará nuevas formas, pausará un tiempo o cambiará de dirección. Y eso no es fallar, es crecer. Porque el valor no está solo en lo que logras, sino en lo que descubres de ti en el proceso.
Ve tu propósito como un camino que se despliega paso a paso. Uno que no necesita prisa, solo autenticidad. Uno donde cada paso que das te acerca, no a una meta final, sino a ti misma.
✨ No estás perdida, estás en camino. Eres luz en movimiento. Eres Lumina.